La decisión gubernamental de resguardarse del efecto inflacionario en detrimento de las mayorías.
Ahora el alto ingreso es de pocos y la inflación es de muchos.
Para no padecer la inflación hay que ser ministro.
Todos sabemos lo que es la inflación, todos la padecemos, pues no hace falta ser un avezado economista para saber que consiste en una espiral creciente en los precios de consumo que limitan drásticamente nuestra capacidad de compra o nuestro poder adquisitivo, lo que acarrea un enorme costo social, pues hace que los esfuerzos de la población para mejorar sus condiciones de vida sean cada vez más arduos. En consecuencia, la inflación es denominada por algunos economistas como el impuesto de los pobres, y además no distingue colores políticos, afecta a todos por igual a excepción, al parecer, de los funcionarios públicos de más alta jerarquía, presidente, ministros, magistrados y generales de alto rango y otros. En fin, autoridades máximas de los poderes públicos constituidos, tales como CNE, Fiscalía y Defensoría además de los ya nombrados.
La inflación es un fenómeno muy complejo, lo que quiere decir, que sus causas pueden ser múltiples así como sus consecuencias. En este sentido, para precisar, nos atenemos a dos decisiones gubernamentales, que en su momento constituyeron noticia. La primera noticia está registrada en los meses de agosto y septiembre de 2009 y dice así: Asamblea Nacional aprueba aumento de 44% a sueldos de altos funcionarios. La segunda noticia se registra en enero de 2010 y fue reflejada de varias formas con respecto a la devaluación del bolívar frente al dólar, como consecuencia del régimen de control de divisas, algunos titulares decían “viernes rojo” otros “el bolívar débil” y otros “nuevos trámites para obtener divisas”
Ahora bien, si relacionamos estas dos noticias, surgen interesantes preguntas, para muchas inquietudes ciudadanas, lo que implica una investigación a fondo, sin embargo, para generar un tema de debate, nos preguntamos ¿Qué relación tienen estos dos hechos noticiosos en el efecto inflacionario del país? Cabe destacar, que la inflación en Venezuela es una de las más altas de Latinoamérica. En base a lo anterior, podemos plantearnos las siguientes interrogantes ¿Sabían los funcionarios encargados de la política monetaria, que el control de cambio bajo régimen CADIVI era insostenible a 2,15 bs por dólar y por ello se aumentaron los sueldos unos meses antes de aplicar la medida de un nuevo control de cambios? Esta hipótesis toma fuerza a partir de la filtración de la información, que decía que en diciembre 2009 estos altos funcionarios cobraron cuantiosas utilidades consistentes en 90 días de sueldo más presuntamente en algunos casos un bono especial, por supuesto es una información que el gobierno considera como secreta. Por esos días, el fallecido economista Maza Zabala catalogaba la medida de aumento de sueldo para altos funcionarios como algo inmoral.
Posteriormente, el anuncio de devaluación en enero 2010 cayó como un balde de agua fría en el grueso de la población, hasta el punto que aún hoy se padecen los efectos inflacionarios, se mina la confianza en la moneda nacional, lo que, a nuestro parecer, estimula la especulación de inversionistas, sobre todo en el ámbito inmobiliario, que acarrea altos costos de materiales, altos costos en arrendamientos de viviendas y las sumas se hacen exorbitantes cuando se habla de compra. En fin, son múltiples los despliegues del efecto inflacionario, que como ciudadanos hemos visto, por ejemplo, el aumento de los costos de producción y su consecuente escasez.
La doble devaluación del bolívar
La inoperatividad del control de cambio
Yonathan Michel Meza
Estamos acostumbrados a ver la realidad desde nuestro punto de vista, y en ocasiones, desde nuestras necesidades más urgentes, y es válido, tenemos derecho a ello. Pero si queremos buscar soluciones a los grandes temas que hoy nos afectan y nos preocupan como venezolanos, tenemos que relacionar la información disponible y asociar nuestro pensamiento con la dinámica de la realidad. Debemos situarnos en el lugar de otros, tratar de ver desde la perspectiva de otros.
De este modo, la necesidad de revisar el control de cambio monetario, resulta un reclamo de la dinámica de la realidad. Vamos a ofrecer algunas reflexiones sobre el tema y, en consecuencia, dejaremos que el lector, desde su experiencia, detecte las anomalías de la política monetaria actual, que en definitiva afectan a todo ciudadano. Pues, tanto la inflación como la devaluación monetaria es un tema de interés ciudadano.
La economía global no es una relación parcial, las importaciones de un país constituyen a su vez las exportaciones de otro país, esto que parece obvio, a veces no es tomado en cuenta por algunos planificadores de la política económica y monetaria.
Así, que las consecuencias de los actuales precios del petróleo (promedio de 100 dólares), han sido abordadas, sobre todo aquí en Venezuela, desde la perspectiva del exportador-vendedor, es decir, de nosotros como exportadores de crudo, dato comprensible, pues somos un país rentista y de ello depende la espina dorsal de nuestra economía.
Ahora bien, si queremos planificar nuestra política petrolera, económica y monetaria en las tres fases de un desarrollo programático, entiéndase: corto, mediano y largo plazo; debemos también indagar la perspectiva del comprador-importador, es decir, EEUU.
Es necesario reflexionar sobre lo que acarrea el aumento brusco en los precios del petróleo, las burbujas en los precios del petróleo, (que ya no ha lugar a llamarse burbujas), inciden directamente en la degradación de la moneda de reserva o de divisa, es decir, el dólar. Esto, a su vez, incrementa la especulación que juega al debilitamiento del dólar para obtener una ganancia en los mercados bursátiles.
No vamos a abordar aquí, la razón por la que EEUU goza del privilegio de poder emitir la moneda de reserva internacional, admitamos que es un hecho, que en el futuro esto llegue a cambiar, es otro asunto.
Al hacer una revisión histórica de la relación productores y consumidores de crudo, se observará que los altos precios del petróleo en la década de los setenta empiezan a debilitar la moneda norteamericana, tanto así, que EEUU debe adoptar la medida de abandonar el patrón cambiario Oro-dólar (22oz de oro/dólar) para la época, por previsión de que los dueños de petrodólares, pusieran en jaque la economía estadounidense pidiendo el canje de esos dólares en oro.
Eso es lo que estamos viendo actualmente, pero en otra fase, extensión de aquella “guerra de divisas” (Recuérdese la polémica actual EEUU-China sobre la infravaloración la moneda asiática), no se trata de una crisis del capitalismo, pues, esto equivale a una abstracción sin conexión con la realidad, se trata de unas reglas de juego que se han tenido que readaptar a la dinámica de los acontecimientos, muchos de los cuales no estaban previstos, pero a los que desde el punto de vista político, hubo y hay que hacerles frente.
En este orden de ideas, las transnacionales petroleras no previeron que unos venezolanos: Betancourt- Pérez Alfonzo, iban a conformar en alianza con los países árabes un cartel (OPEP) que impondría las reglas del juego en el negocio petrolero y desbancarían a las transnacionales. Pérez Alfonso tampoco previó, parco como era, que autocracias como las del Sha de Irán iban a utilizar el petróleo como arma política, y hasta de chantaje energético.
En consecuencia, el aumento brusco del petróleo ha sido uno de los ingredientes de la degradación de la moneda de reserva. Observamos que esto no es bueno para la economía global, esto lo saben muy bien países como Arabia Saudí, por ello este país de petróleo dulce financia la deuda pública de los EEUU, sabe que si EEUU entra en una crisis económica, le va mal al resto del mundo, en otras palabras, Arabia Saudí ayuda a mantener el equilibrio monetario, apalancando la economía norteamericana.
Nuestra perspectiva de país rentista, debe ampliarse, nadie pide que financiemos la deuda de EEUU, pero debemos aprovechar con justo celo los excedentes por concepto de petróleo, reinvirtiendo en la misma industria petrolera y en la medida de lo posible diversificar la productividad, sobre todo la agricultura, que a fin de cuentas es la que permite una base para proyectar el desarrollo. En otras palabras, debemos tomar conciencia de que la luna de miel que ha configurado los altos precios del petróleo no va a durar para siempre. En definitiva, aumentar nuestro PIB permitiría que nuestra moneda no se devalúe como ha venido sucediendo, y no estaría de más, aumentar las reservas en oro, ante un probable y previsible ajuste en el Sistema Monetario Internacional.
En lo que respecta a algunos países de Latinoamérica, los altos precios del petróleo no han afectado mucho sus economías, pues hay una fuerte tendencia a la diversificación económica, y a no depender de un solo mercado, ni de un solo rubro.
Vamos a nuestro punto inicial, las monedas latinoamericanas se han valorizado con respecto al dólar, en Colombia, por ejemplo, el dólar se ha devaluado con respecto al peso colombiano, o dicho a la inversa, el peso colombiano se ha fortalecido, pero que sucede en Venezuela, a pesar de que incidimos directamente en el debilitamiento del dólar, nuestra moneda se devalúa con respecto al dólar. La razón, a mi parecer, entre otras muchas, es causa de un control de cambio que ya no es operativo, si alguna vez lo fue, pues además, se estima que hay una alta fuga de capitales, aparte de la fuga de cerebros, que constituye la peor pérdida de un país.
Nuestra moneda, se podría decir, sufre una doble devaluación, pero no es cuestión de echarle la culpa a terceros, debemos tomar en cuenta también la disminución de nuestro PIB. Nuestra disminución en la capacidad inventiva para proponer salidas coherentes y que llamen la atención de la mayoría.
El control de cambio tal como hoy funciona, no es operativo, trae más daños a nuestra economía que beneficios, para que se tenga una idea clara de la devaluación de nuestra moneda: 250 mil pesos colombianos equivalen a un promedio de 1000 bolívares nuevos, si hace 20 años alguien hubiese hecho este pronóstico, sería tildado de loco, pero la realidad es así, es dinámica e imprevisible, sin embargo, podemos transformarla, y eso implica que las situaciones adversas de hoy se pueden canalizar en oportunidades para el ingenio humano y hacerlas favorables. Si calibramos los diversos factores que hoy inciden en nuestra realidad podríamos lograrlo, el nuevo papel global de China, por ejemplo, hay que tomarlo muy en cuenta. Eso sí, con reglas claras, que no sean asimétricas, la relación debe situarse en el terreno ganar-ganar, no que China gane y Venezuela pierda. Pero esto sería, aunque relacionado, ya otro tema.
El control de cambio, paradoja de paradojas, ha permitido una devaluación de nuestro bolívar, al tiempo que ha impedido un mínimo de flujo de divisas sin las trabas burocráticas para potenciar la industria interna. En un mundo tan complejo como el actual, es necesario delegar competencias, y articular distintas visiones (equipo de economistas, políticos, académicos…) que permitan desarrollar las vías para afrontar estos desafíos, a saber, fortalecer nuestra economía. Los triunfos de hoy tienen un ayer de muchos fracasos pero jamás de derrotistas, que claudican antes de empezar la vida tal como es, un mar riesgoso en el que intentamos navegar.
Es necesario generar un debate sobre este asunto, ¿Es operativo el control de cambio? ¿Es necesario? ¿Qué correctivos requiere? ¿De no existir el control de cambio, nuestra moneda se hubiese devaluado? Aumentar el PIB, diversificar la economía, aumentar las reservas en oro, potenciar la agricultura y revisar el control de cambio, y todo esto ante una inminente crisis económica en EEUU, nuestro principal comprador de crudo, deberían ser tomados en cuenta en el debate político. Mi persona vota por una eliminación gradual del control de cambio, pero tomando conciencia de que es un tema sensible, en todo caso, alza su pequeña voz, para que el control de cambio sea revisado, para qué por lo menos sea más flexible, más honesto, con menos burocracia y con un mayor sentido de la realidad.
23 de enero de 1958: la democracia a pulso
Colaboración de Yonathan Michel Meza
Para quienes hemos nacido en el ambiente democrático venezolano en sus distintas épocas, entiéndase a partir de 1960, 70, 80 y 90 hemos sido testigos, y de alguna manera protagonistas de lo que podríamos llamar un declive de la democracia, tema este que resulta álgido y que no encuentro más manera para explicármelo, que haciendo una correlación entre la experiencia personal y las interacciones discursivas de otros, es decir, lecturas, conferencias e incluso conversaciones de calle. Así que me veo forzado a subtitular para no perderme.
La democracia es un sentimiento
En primer lugar la democracia es un sentimiento, la interacción entre los individuos tiene lugar en un ambiente en el que no hay miedo, miedo de decir lo que se siente, miedo de expresar lo que se piensa, cosa que no sucede hoy, pues imaginemos la siguiente escena, alguien con la ira del desengaño empieza a denostar del gobierno, ¿qué ocurre?, al poco, muchos de los que están a su lado, aun cuando sientan un poco de identificación, salen corriendo despavoridos, algunos salen de escena por temor a una fotografía que los comprometa, he ahí una gran paradoja: temor a ser protagonista para mejorar una democracia protagónica; otras veces, algunos individuos corpulentos se acercan para acallar a ese que no puede callar más lo que su sentimiento de frustración, su conciencia de que las cosas no están bien le reclama. Es una situación extraña, es como si se quisiera no sólo callar las voces sino inclusive hasta el silencio, es decir, cuando alguien intenta retraerse y pensar en su mundo cotidiano, aparece el barullo de la propaganda que dice a todo pulmón: “hoy estamos haciendo una revolución y todo pasado fue peor, todo lo anterior fue una vil traición”.
Recuerdo entonces a mis profesores de secundaria, recuerdo el séptimo grado, el octavo o el noveno y a los profesores, especialmente el de historia que hablaba sin ningún dejo de susurro pestes del gobierno en curso, hablaba de las transnacionales y del saqueo histórico para que nosotros polluelos inocentes tuviéramos conciencia y nos salváramos de la alienación, hoy sé que hablaba desde una perspectiva marxista cultivada en años, incluso en uno de los partidos más populares de aquella época: Acción Democrática, recordemos que el plan de Barranquilla es un documento desde la perspectiva del materialismo histórico, pero lo más grande de ese documento betancouriano es precisamente el calificativo de mínimo, es decir, paradoja de paradojas, lo modesto y lo pequeño que encierra este nombre: “Plan mínimo de acción” resulta ser el más grande legado democrático: la conciliación entre el ambiente de libertad democrático con los justos reclamos sociales. Observemos, paseemos por nuestras ciudades, vayamos a una escuela y encontraremos que la mayoría es una construcción de los años 70, una placa dirá construida en 1977, de hecho casi toda la infraestructura educativa y hospitalaria data de esa fecha, es más, la mayoría de urbanizaciones del país fueron construidas en esa época.
Volvamos a mi profesor de historia: él nos dio la más magistral lección de democracia sin decirlo explícitamente: el deporte favorito en una democracia es hablar mal del gobierno, decir lo que sentimos conscientemente como un abuso de poder, expresarse sin miedo e incluso acusar a tal o cual funcionario de corrupto, inclusive si llegamos a injuriar al funcionario decente, porque aun cuando no tengamos pruebas en mano, todo lo acusa, lo acusa su camioneta, su mansión de lujo, su chef personal, su manicurista estrella y tantas otras cosas. Cada uno, haciendo uso de su ejercicio ciudadano, ataca a los actores visibles del poder, es decir, al funcionario público, porque si éste no quiere o no está capacitado para serlo que se vaya a su casa y se convierta en un ciudadano privado, que trabaja, paga alquiler o vive ahogado con las cuotas de un crédito hipotecario ya que un mísero sueldo en constante devaluación no le permite darse el lujo de comerse un helado con la hija que sacó 20 en matemáticas o le sorprendió con un argumento que desnuda los fallos de la teoría marxista.
La democracia evidente
El valor de la democracia por mucho tiempo fue el motivo de una queja constante. Escuchando en una ocasión en la Bienal de Literatura Mariano Picón Salas en la ULA Mérida a un escritor chileno –creo que de apellido Zambra– la restricción de los libros que operaba en el militarismo del cono sur, me hizo ver la infravaloración de la democracia que por mucho tiempo pervivió en algunos venezolanos, como sabemos, Chile pasó por una de las dictaduras más crueles de Latinoamérica. Zambra nos decía que en su adolescencia no podía leer la escritura latinoamericana en boga, los libros venían con unas tapas marrón, gris y negra o roja no recuerdo bien, literatura chilena seleccionada, española seleccionada y universal, Doña Bárbara de Rómulo Gallegos y Ficciones de Borges estaban en la colección de Literatura Universal, finalizada la dictadura de Pinochet y librado el cerco cultural, decía este escritor, la literatura cercana, es decir, la latinoamericana nos era a nosotros los chilenos tan ajena, tan distante, a lo sumo nos reconocimos en uno que otro escritor o escritora como la brasileña Clarice Lispector. Agregaba Zambra la literatura lejana nos era familiar, empezamos a encontrarnos en nuestra intención como escritores en la narrativa china o japonesa. Entonces yo pensé en el portento de la Biblioteca Ayacucho, en la maravillosa acogida que se le dio aquí en Venezuela a Alejo Carpentier, a Gabriel García Márquez, a Isabel Allende y a tantos como Julio Cortázar que pudo hablar sin miedo en la Universidad de Los Andes, hablar con la libertad que no podía tener en su Argentina, aquella tierra que llevaba en cada una de sus frases: “Me pidieron de una manera poco amable a colgar el retrato de Perón en la oficina de la escuela, cosa a la que me negué naturalmente”. No lo vi personalmente pero existen los archivos y la imaginación para reconstruir ese ambiente de exiliados forzosos que encontraron aquí espacios de transición unos y de permanencia otros, como los profesores universitarios que vinieron de Moscú, de Chile, de Argentina o de otras latitudes en las que la libertad de pensar estuvo amenazada.
Betancourt y su legado
Rómulo Betancourt fue por mucho tiempo el político más denostado por todas las tendencias viscerales. Recordemos, era un personaje polémico y suscitaba los odios más encarnados y la admiración más enceguecida. Ahora bien, pasado el tiempo de fragor de su momento político llega la hora de pensar en frío su obra, al Betancourt que más se le recuerda es al de la frase “Disparen primero y averigüen después” pronunciada en un momento en el que facciones del ejército tomaban té con galleticas con la guerrilla financiada por Cuba. Poco se recuerda al Betancourt que tuvo que soportar tanto la injerencia de Fidel Castro como la de José Leonidas Trujillo e incluso soportó complots de muerte. (Véase Manuel Caballero, Rómulo Betancourt, político de nación. Alfa 2008, para una explicación más detallada).
Escuchando al escritor chileno Zambra y al leer la biografía de Betancourt articulada por Caballero llego a la siguiente proposición: en una época en la que los EEUU por cuestiones de la Guerra Fría pedía adhesión absoluta, se era amigo o enemigo del país del norte, los venezolanos tuvimos la inteligencia de mal que bien conformar una democracia, pero quien escucha a Zambra le daría una satisfacción como venezolano vivir en un país que tuvo la osadía de obtener a pulso la democracia. La democracia es la entrada en escena de la política, de la civilidad, del fragor de Fuenteovejuna que trabaja en la clandestinidad y en la escena visible, que va con paso de estratega a alcanzar la cúspide de dar a la mayoría el poder, el poder de quitar, de alternar, para que nadie se entronice en nombre del pueblo.
El pueblo, categoría política abstracta, ejerce su soberanía más allá de la fuerza de las armas y más allá de los formalismos representativos y ¿cómo? con la pura expresión sin miedo de su sentimiento, el demos se dice así mismo: no estoy de acuerdo con tal y tal ciudadano público al que he delegado poderes y me las voy a cobrar con el voto.
La conciencia democrática me pide escribir un artículo de opinión para que me lo publiquen, pidiendo que el medio no se autocensure por presiones de un funcionario, es más, si el funcionario llega a leer mi artículo, no me vaya a insultar con eso de escuálido o cosa parecida y menos que me mande a vigilar (como en el film La vida de los otros), sería mejor que dedicara ese dinero a comprar insumos para hospitales o por lo menos construir una escuela y hacer viviendas, que tanta falta hacen, yo mismo, el que escribe, vivo alquilado y tengo que dejar todo el sueldo en el alquiler porque los sueldos son más de hambre que de dignidad y hasta uno se queda pensando si no es mejor meterse a buhonero para ver si la plata alcanza para algo. No es cuento, he visto a profesores que para leer un libro como La Herencia De La Tribu de Ana teresa Torres tienen que venderle al señor de los libros usados cinco o seis libros de su biblioteca personal ya que sus sueldos no le permiten darse el lujo de leer.
Voy a sugerir lo siguiente como propuesta para un futuro gobierno, pues este es sordo y balbucea: en una sociedad la gente que produce ideas, a la que se le paga por pensar, para que su pensamiento no se disperse de los objetivos de avance de la ciencia, la tecnología y las humanidades debe pensar lo menos posible en que no puede pagar la cuota de la casa o del mercado y que ya no se puede comprar el último libro de Vargas Llosa. La gente estudiosa debe pensar en mejorar la fibra óptica o en indagar la cultura como un proceso mítico. Imaginemos a un Einstein que no pudo pensar la teoría de la relatividad porque un mísero sueldo sólo le permitía pensar en el alto costo de la vida. O mejor todavía, imaginemos a Freud, que al salir de Viena que escribía algo así: “el mundo se está convirtiendo en una prisión y Alemania en su peor celda”, no hubiese tenido el apoyo de las universidades para la empresa psicoanalítica. Pienso que muchos profesores se sienten más o menos así, unos hablan y otros callan en la espera de que las cosas mejoren.
El petróleo no es una culpa es un recurso
No nos caigamos a cuento, la política petrolera del país es obra de esa denostada Cuarta República, a la que yo llamo la Época democrática. Época reivindicativa, decíamos que en una época en la que EEUU pedía bajo el esquema de amigo-enemigo definición sin ambigüedades, época en que se apoyaron las llamadas dictaduras de seguridad como la de Pinochet, nuestra inteligencia política, mejor dicho, la de Rómulo Betancourt, la de Pérez Alfonzo y otros, lograron reivindicar sobre el escenario de la política, el interés nacional, el respeto a los derechos humanos. Para decirlo con ejemplos. ¿Quiénes fomentaron la creación de la OEA, esa institución hoy vulnerada pero rescatable, que prometía la defensa de los valores democráticos? ¿Acaso no fue Rómulo Betancourt? Vayamos más allá del dogmatismo propagandístico, hagamos conexiones y en fin leamos nuestra realidad desde distintos planos que se superponen en el hoy siempre cambiante y confuso.
El dinero del que hoy gozan los países árabes ¿no es acaso una obra venezolana?, los altos precios del petróleo permitieron esas ingentes riquezas. Véase la Ley de Hidrocarburos de 1943 que proponían Betancourt y Pérez Alfonzo para obligar a las transnacionales a construir infraestructura de refinamiento de crudo en el país. Infraestructura que en Agosto de 1975 pasó a ser parte de PDVSA, la verdadera PDVSA, véase en Venezuela, Política y Petróleo de Rómulo Betancourt el trazado de una política que intenta siempre rescatar un recurso no para ser abusado en propaganda sino utilizado en hechos, dinero que a los posteriores gobiernos les permitió invertir en obras públicas, en infraestructura, en portentosa y a veces hasta exagerada arquitectura moderna.
Digo que los árabes nos deben mucho, y es verdad, si yo pudiera influir en la dirección de un futuro gobierno y la nación requiriese de inversión iría a Arabia Saudita y diría a los monarcas de allá que necesitamos un apoyo de seguridad, y no nos faltarían razones. Pérez Alfonzo se reunió con uno de los ministros Saudí Abdullad Tariqui, al firmarse el acta constitutiva de la OPEP se dio un giro al mercado del petróleo, antes de ese acto, los precios los imponían las transnacionales petroleras. Después de la OPEP los precios los imponían los países productores pero para desgracia del mundo, cosa que atormentó los últimos días de Pérez Alfonzo, el petróleo fue utilizado como arma política, para financiar lo que tanto aborrecía al padre de la OPEP: el financiamiento de autócratas en detrimento de sus pueblos. Pérez Alfonzo sin mucha bulla o el caballero guerrillero como le decían algunos republicanos de la época era más peligroso con un maletín lleno de papeles en Nueva York que el barbudo de las Antillas con su fusil al pecho y su perorata trasnochada. Los precios del petróleo se dispararon, EEUU tuvo que liberar las amarras del dólar con respecto al oro pues tanto dinero emitido en lo que se llamó los petrodólares puso en jaque más de una vez la política monetaria estadounidense pero los árabes, muchos de los cuales estudiaron en Universidades Estadounidenses, mantenían a flote esa economía con deuda creciente, ya que comprendían el peligro de que esa economía se desplomara.
Venezuela, en tanto, se llenó de petrodólares, muchos de los cuales fueron a parar en tiendas de Miami con el popular “ta barato dame dos”. El posicionamiento del petróleo y de la política petrolera del país fue obra de un trabajo de hormiguita de Betancourt y Pérez Alfonzo cuyos frutos recayeron en el primer gobierno de Pérez y que por influencias de Pedro Tinoco, ambos creyendo en el mito de que lo que sube nunca baja, aplicaron una política de endeudamiento que repercutió en el viernes negro de 1983, claro que el endeudamiento de hoy es mucho pero mucho peor, pues compromete hasta lo que no se tiene. Pero volvamos a la democracia, aunque esta digresión era necesaria por cuanto hablar de Venezuela obliga a hablar de petróleo, además necesaria para quitar la obnubilidad de la propaganda que impide pensar y engaña a la gente más ingenua.
El comunismo se autoexcluye
Hay gente que sin saber lo que habla, más todavía sin saber bien dónde está parado, denosta con los epítetos más desagradecidos el Pacto de Punto Fijo. Veamos esta parte de la historia. Entre los más activos firmantes del pacto, Rómulo Betancourt entre ellos, estaba con fijeza la siguiente idea: se luchó contra una dictadura, es un sacrilegio imponer otra, y dentro de la programática del Partido Comunista un apéndice del partido soviético, estaba la de imponer la Dictadura del Proletariado; los firmantes del pacto argumentaban que dictadura nada de nada por más del proletariado que sea, eso implica eternizarse en el poder y es mejor la alternancia, un poco imitando el sistema estadounidense de dos partidos fuertes: Republicanos y Demócratas. Pero esto no es una herejía, hay que estudiar modelos más no imitarlos a ultranza, y para que se vea mejor, la OPEP nació de la admiración de Pérez Alfonzo a una institución norteamericana: la Compañía de Ferrocarriles de Texas, que imponía las cuotas de producción de crudo en Texas para regular el mercado, lo que contribuía a equilibrar los precios ni muy altos ni muy bajos (Se dan cuenta: no hay mucho del cacareado libre mercado). Los individuos nos damos nuestras reglas que a veces rompemos para darnos otras mejores.
El comunismo se autoexcluye del pacto, por aquella fecha, el frenesí de la vanguardia cubana con Fidel Castro visitó Caracas, a los comunistas de aquí se les caía la baba, y se sentían mal porque se habían hecho esta idea: hubiésemos resistido más y hubiésemos hecho una revolución venezolana a la cubana, algo así como un arroz a la cubana con los huevos criollos que permitían el petróleo. Fidel equiparaba a nuestro Cerro el Ávila con la Sierra Maestra, la historia y los documentos desclasificados han puesto en ridículo esa supuesta operación heroica del dictador cubano pues fue con la ayuda de EEUU que obligó a Fulgencio Baptista a abandonar la isla lo que permitió que un grupo de guerrilleros accediera al poder de Cuba.
Al poco tiempo Venezuela se vio envuelta en la lucha armada con unos subordinados de la Unión Soviética y de Cuba. De manera que el PCV no está en el pacto de Punto Fijo por dos razones, la primera evitar una dictadura y la segunda neutralizar la injerencia castrista. La tragedia cubana era algo que por muchos años se negaba, pues sólo así se explica que un librito del encargado de Negocios de Venezuela en la Habana de 1961, Francisco Quijada Mientras Cuba Agoniza, haya sido defenestrado por tantos como documento histórico, pues ese librito desnuda la incipiente violencia con la que los actuales gobernantes de Cuba en su juventud, maltrataban y vilipendiaban al pueblo que con tanto fervor le había apoyado.
Venezolano. No seas brizna de paja en el viento
El proceso democrático en Venezuela hay que verlo evitando la idealización pero también la estigmatización, estamos acostumbrados aunque no lo reconozcamos abiertamente a ver en blanco y negro las realidades, olvidándonos de la gama de colores que configuran nuestra realidad. Veamos esto con un ejemplo, así como en la política todo gobernante de turno se olvida del esfuerzo de su antecesor y no da continuidad a sus obras, lo que desvirtúa el direccionamiento de Estado, también en la literatura algo similar ocurría hasta hace poco, muchos escritores como Salvador Garmendia denigraban de Rómulo Gallegos en el que veían los mil defectos de “escritor burgués”. Mucho después, estos escritores reconocerían la maestría galleguiana.
Gallegos nos da en su novela cubana La brizna de paja en el viento un diagnóstico de la violencia y un examen acucioso del papel de las universidades en esta hora en la que la democracia languidece, es nuestra convicción de ser libres como el viento, sin empuñar cuchillos largos o gatillos alegres, haciendo uso de la palabra, para arrojarla a los mares de la conciencia, la que nos dará nuestro derecho a la democracia, y el derecho es algo que hacemos propio, que nos pertenece, algo a lo que no podemos renunciar.
La atomización de la sociedad
Muchos piensan que porque están en el consejo comunal y se creen ese cuento de democracia participativa y protagónica están gobernando cuando en realidad están más distraídos que nunca. Lo voy a decir claro, una vez en clases de políticas públicas, un funcionario en una charla decía que se comprobaba que las comunidades podían manejar recursos y solucionar sus propios problemas, pues antes por ejemplo, la comunidad necesitaba un muro y se daba en licitación un contrato a una empresa privada, la empresa cobraba más caro, pagaba impuestos y a su vez contrataba mano de obra, ahora se le daban los recursos a las comunidades, naturalmente la mano de obra en muchas ocasiones la ponía la misma comunidad, recuerdo un amigo que trabajó en la construcción de un baño para la cancha y no le dieron ni café. El funcionario se ufanaba que el costo era menor, a lo que yo pensé, estos piensan como unos gerentes corruptos, ven ese excedente como una ganancia, sólo así se explicaba su camioneta último modelo. Pero seamos claros, nada que se diga en un consejo comunal es relevante para la dirección del Estado o mejor dicho para el destino de la nación. En un consejo comunal, no se discute por ejemplo de la política monetaria, que bastante nos afectan las devaluaciones constantes. Tampoco se discute sobre las opciones en la política internacional mucho menos si requerimos aumentar la inversión en las universidades para generar calidad en la investigación aplicada.
Veamos esta realidad a la luz de los hechos. Septiembre de 2009 los altos funcionarios ministros, rectores CNE, presidente, diputados de asamblea saliente se aumentan el sueldo en más de 50 %. Diciembre 2009 cobran utilidades. Enero de 2010 lanzan la devaluación monetaria. Enero de 2011 vuelven a lanzar otra devaluación monetaria. Puede alguien decir, ¿En qué consejo comunal se discutió todo esto, que implica una materia de sumo interés nacional? En los tiempos de Betancourt y de Pérez Alfonzo cuando llegaron al poder más bien se redujeron el sueldo a la mitad, para que el pueblo viera que lo de la austeridad era en serio, y se empezaba con rigor por casa, a las pruebas me remito, nadie puede decir ni de Pérez Alfonzo ni de Betancourt que saquearon la Hacienda Pública, porque pocos con la ética de estos individuos.
Hay una fragmentación de la sociedad tal, que hace que no tenga la fuerza articulada del pueblo, categoría política por la que se sustenta la democracia. El pueblo somos todos, y nadie puede usurpar al pueblo, es pues el demos que la democracia requiere para legitimarse y no caer en la usurpación, y para ello sólo hay que estar claro en que tenemos el derecho y el deber de asediar el momento político desde todos los ángulos, sobre todo aquellos que la propaganda quiere ocultar para mover sin desparpajo los más mezquinos intereses de usurpación, es decir, los que se sitúan por encima del pueblo.
La democracia es un bien preciado, es un logro a pulso, un esfuerzo por entender y actuar en consecuencia.
El 23 de enero de 1958 nació la conciencia democrática, aquella que ha conocido lo bueno, lo malo y hasta los excesos de la exuberancia, así que esa conciencia reclama a no aceptar gato por liebre.
Silenciar a la universidad
Reflexiones en torno a la reciente ley de universidades
Yonathan Michel Meza
Hay que empezar a hablar con la mayor claridad posible. La supuesta ley de universidades que acaban de hornear en lo poderes ilegítimos, que pretenden pervivir en Venezuela no es ninguna ley, una ley en toda sociedad democrática que se respete es el resultado de una larga jornada de debates. Y en este caso como en muchos otros, que implican una materia sensible para toda la sociedad máxime cuando involucra a muchos actores que ni siquiera fueron consultados. Una ley de Universidades requiere el mínimo de dos años de discusión para que se adapte y se amplíe a las necesidades vitales de la sociedad. La universidad es una institución donde su éxito radica precisamente en la modestia de no creerse el dueño absoluto de la verdad. La verdad humana para decirlo así es cambiante y modificable, varía según los nuevos hallazgos reconfiguran lo conocido. Mucho de lo que hoy damos por cierto puede ser rebatido por el aporte de posteriores investigaciones. Ahí está el profundo examen que se ha hecho a las ideologías, una palabra bastante ideologizada, que pretende que la verdad sea una creencia ciega.
Ideologías que en el siglo XX y este XXI creen obstinadamente que unos cuantos estereotipos repetidos van a generar una transformación profunda, que clase de profundidad es esa que con una terminología de valor lo que hace es llenar de más máscaras la realidad que pretende modificar y en consecuencia más bien la empeora, la agrava y genera nuevos problemas de colosales complejidades.
La universidad que se ata a una ideología no es más que un remedo de universidad. ¿Qué es lo que realmente se pretende? Acaso que no se dude, que no se cuestione, que se obedezca como un soldado ante un orden superior inobjetable, o peor aún como un guerrillero que pone su ideología e intereses mezquinos de clase armada por encima de los más elementales valores éticos.
Ninguna piedra debe moverse, ni el más mínimo retoque hacerse a la universidad sin el consentimiento de los estudiantes. Razón del ser fundamental de la universidad. (Léase Misión de la Universidad de Ortega y Gassett) El resultado del ser estudiante debe aproximar a un ciudadano construido en el valor dialógico. El profesor da clases pero si el estudiante tiene algo que aportar puede incluso refutar a su profesor por más eminente que este sea. Ambos tienen un pacto de respeto mutuo concebido en que ninguno de los dos ni es ni será el dueño de la verdad absoluta. La verdad no es monopolio de nadie. Nadie tiene la verdad en sus manos.
La universidad más allá de los estereotipos de diversas vocerías es el lugar donde coincide la filosofía. El amor al saber, no el amor a los amos, al capital, a los caudillos y mucho menos a las armas que matan.
Podemos seguir hablando más, pero más bien pido que esta ley así como las otras leyes recién contrabandeadas sean sometidas a decisión popular. En una democracia que se precie la soberanía reside en el pueblo la cual es intransferible. Nadie que detente un cargo público cualquiera que sea su investidura puede abrogarse la soberanía de una nación, pues que yo sepa no tenemos tradición monárquica.
La Controversia entre las Letras y las Armas en nuestro panorama político
Colaboración de Yonathan Michel Meza
Al empezar a escribir, titubeaba entre las palabras, querella, disputa, polémica y controversia, tal vez todas ellas se insertan en la discusión y finalmente en la decisión de disyuntivas, pero lo más importante, intentan evitar el belicismo. La célebre idea de confrontar las razones de los códigos con la violencia de las armas se la debemos a uno de los famosos discursos de uno de los héroes más enigmáticos de la literatura, el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Tomando ideas del Príncipe de Maquiavelo, se argumenta que las repúblicas son construcciones hechas por los hombres para vivir en sociedad. Repúblicas que necesitan de las armas para la defensa de sus fronteras pero a la vez, el oficio de las armas debe estar sujeto al imperio de las leyes. Así se concluye que, tanto las letras que se plasman en las leyes como las armas que se sujetan a las leyes son necesarias para el mantenimiento de la república. Es pues, una argumentación que busca el equilibrio en medio de la fragilidad de las construcciones-instituciones humanas, que como tal, no están exentas de errores.
Es difícil precisar con exactitud, el estado actual de nuestra república, que más allá de confusiones propagandística, se pudiera plantear en un desequilibrio entre las armas y las letras; armas que se sitúan por encima de las leyes, y que pretenden vender su dominio sobre la sociedad como política. Lo lamentable de este desequilibrio, entre muchas cosas, es la larga retahíla de lenguaje bélico incrustado en la sociedad como si de una terminología adecuada para la política se tratara. Conllevando a una lamentable lógica de guerra entre compatriotas, en un campo en el que debe imperar la deliberación, la discusión de ideas, con fervor y pasión pero respetando la integridad humana y personal del adversario y no de enemigo alguno como fomenta la propaganda gobiernera, generando un odio que conviene al mezquino propósito de mantener los privilegios monopólicos de imposición, de la minúscula porción gubernamental. No es ético explotar las heridas humanas de una sociedad para hacer politiquería, y menos ético, es fabricar una realidad mediática para fomentar conductas irascibles entre ciudadanos. Es así que, los argumentos, si a eso se pueden llamar argumentos, que vende el gobierno para mantenerse en el poder, consisten en decir, que hay quintas columnas, para desvirtuar lo que la sociedad pide a gritos, la tolerancia entre vecinos, la pluralidad de expresión en el debate público y el debate de altura sobre urgentes necesidades nacionales.
Vistas las cosas así, nuestra mayor disyuntiva nacional, está en elegir entre las armas o las letras, o para decirlo con mayor claridad, queremos vivir bajo la imposición y violencia de las armas, que decreta leyes a su antojo para justificar sus excesivos excesos o queremos intentar vivir como una sociedad ciudadana, que a través de la discusión y posterior consenso elabore leyes que regulen el poder político, la sociedad y los sectores fácticos de poder, y entre ellos, lo atinente a las armas. La pregunta sería, querido elector, ¿prefieres ser tratado como un soldado que cumples órdenes disfrazadas de razones por la propaganda o como un ciudadano que asume la potestad de su voz para reclamar sus derechos, e invocando sus deberes asumiendo una lectura crítica de la realidad en la que vives?
En estos términos, lo primero, que debemos tener bien claro, consiste en dejar con las ganas a todos aquellos apocalípticos que abrazan en sus entrañas guerras fratricidas para justificar permanencias en el poder. En otras palabras, hay que cambiar, la lógica de la guerra por la discusión política. De ahí que, el voto no es un arma pero si un instrumento de expresión, del decir, para decir lo que nos gusta, y más que eso, lo que nos preocupa, pero además, es la pequeña voz de los ciudadanos que en su participación, hacen uso pleno de su soberanía como pueblo, y no se la dejan usurpar, para asentar su reafirmación, su identidad, y en muchos casos, para rectificar errores cometidos.
En otras palabras, debemos decidir, entre una visión militarista, que ha puesto las armas por encima de las leyes o una visión política, que nos permita la discusión de las necesidades sociales, y a través del debate, la exposición de motivos, la diversidad de puntos de vista y la pluralidad de razones, plasme en leyes, surgidas del consenso, los códigos que regulen la excesiva fuerza de las armas en nuestra sociedad, el uniforme que está por encima de las ideas de un país en busca de caminos.
Esta es la tarea esencial de un parlamentario, legislar, que es también leer, y que cosa lee, nada menos que nuestra realidad, de ahí que deba proponer, para llevar a leyes, los instrumentos jurídicos de ordenación social. También se exige la sabiduría necesaria para desarmar a las fuerzas enceguecidas que pugnan por destruir la política, la democracia y la civilidad, y se ufanan con artillerías de propaganda, batallones ideológicos, guerrillas comunicacionales. Cada uno de nosotros, debería preguntarse: ¿queremos para nuestros hijos un cuartel o una ciudad?
Hacerse rico con información asimétrica o la privatización de la cosa pública
Colaboración de Yonathan Michel Meza
Hubo un tiempo no muy lejano en el que la ingente propaganda gobiernera exaltando sus logros infinitos, elogiaba para sus fines monopólicos de poder, al economista estadounidense y premio Nobel, Joseph Stiglitz. La maquinaria propagandística no se hizo esperar utilizándolo para remarcar ese sofisma simplón al que llaman crisis del capitalismo. Stiglitz, tengo entendido, gana el Nobel por sus argumentaciones sobre la información asimétrica y los beneficios que estos redundan en el mercado. Argumentación que da al traste con uno de los dogmas más preciados del liberalismo económico, la de una mano invisible que auto-regula el mercado. La mano invisible se evidencia así como un argumento metafísico, es decir, funciona más allá de nuestra realidad, o en otras palabras, funciona en el plano de las fe.
En el mercado se benefician los que manejan la información privilegiada, es decir, los que gozan de acceso a fuentes de información ignorada o inaccesible a la mayoría, adquiriendo así, ventajas sobre los demás. Ejemplo, si las acciones de una compañía están hoy a la baja pero yo sé (porque alguien me lanza el dato) que mañana van a cuadruplicar su valor y las compro hoy para venderlas mañana, me voy a beneficiar de información privilegiada. En consecuencia, no todos van a manejar la misma información, por lo que se trata de información asimétrica. Ahora bien, entran en juego, los elementos referentes a la ética en el mercado, tema en el que Emeterio Gómez ha hecho observaciones bien importantes.
Es en este punto, tenemos que preguntarnos sobre la devaluación del bolívar a principios del año en curso. Me llama la atención, que unos meses antes, nuestra flamante Asamblea Nacional aprobara los aumentos de sueldos para presidente, ministros y diputados. Esto, que causó algún escozor en su momento, no se ha tocado con la atención que se merece, se trata, a mi parecer, de un típico caso de privatización de la esfera pública. Los hechos me permiten plantear la siguiente hipótesis: la élite gubernamental se benefició de la devaluación; veamos, si finalizando 2009 la cúpula del gobierno se aumentó el sueldo, cobró quién sabe cuántos meses de utilidades (aguinaldos) y empezando 2010 se recurrió a la devaluación, que trajo tantos males inflacionarios a nosotros los que estamos desempleados, sub-empleados, o en el mejor de los casos, viviendo de un mísero sueldo. Acaso no tenemos razones para pensar que lo público, lejos de ser una vitrina es un pesado telón de marañas escondidas.
La relación aumento de sueldo para altos funcionarios versus devaluación de la moneda, responde al uso de una información privilegiadísima. Yo me aumento en bolívares, me resguardo de crisis, de inflación y de otras, reservando para mí el monopolio en el manejo de las divisas, y luego tiro el golpe, lanzo una devaluación, y anuncio que era una medida necesaria. El pequeño círculo, cobra y se da vuelto; además, nadie le puede decir nada al pequeño círculo rojo, porque tiene el poder cuasi total, lo que le permite, sin mayores explicaciones al resto de la sociedad, privatizar la esfera pública.
Impresiones post-electorales: El triunfo de la política
Colaboración de Yonathan Michel Meza
Es así, que la estructura política venezolana se desliza por un nuevo paradigma práctico y epistemológico en el cual la idea de estructura, propia del positivismo y del marxismo, se desplaza hacia la idea de tejido, de red, de relación construida para generar cambios coordinados pero con la canalización de diversos vasos comunicantes. Elemento que podemos evidenciar en el papel desempeñado por las redes sociales digitales ante los medios privados del gobierno, redes que sirven para romper la autoridad única que propugna el sistema monológico: “somos millones una sola voz” versus la visión pluralista de “una asamblea multicolor”, que a su vez se integra en la idea y necesidad sentida de reconciliación ciudadana.
Reclamo justo de una inmensa voz política y ciudadana, que exige el cese de la política del odio,- lo cual es una anulación de la política-; y cuyo cese permita una re-construcción de las bases democráticas a partir de la riostra política, que como elemento cuasi-invisible pero necesarísimo para mantener la nueva estructura en red de la política, pervive en la conciencia de cada uno de los venezolanos, que ha logrado el trance de superar las más engorrosas barreras impuestas por los que hasta hace poco monopolizaban el poder cuasi-absoluto, pero que como lo ha demostrado la reciente elección, no pudieron omni-abarcar la riostra, es decir, nuestra profunda conciencia y convicción para la política, y para la democracia. En otras palabras, no puede existir ni la política ni la democracia sin el soporte cultural.
Soporte que ha facilitado este escenario de pulso que hemos presenciado; de este modo, la llamada MUD ha logrado una legitimidad nacional e internacional, que aunque por razones que ya sabemos, no obtiene la mayoría de los escaños si obtiene la mayoría numérica, es decir, más de la mitad, 52% según Guillermo Aveledo, lo que a los ojos del mundo y a nivel interno, pone el panorama político en una situación compleja y delicada, que va a depender de la inteligencia de los actores políticos, que como hemos visto, en el caso del gobierno hay una sola persona autorizada a pensar por los demás, lo que si no da el control de la situación al menos la sensación momentánea del mismo, del otro lado la divergencia de pensamientos debe discutir y escuchar y argumentar casi de manera maquiavélica toda actuación política, lo cual no implica renunciar a criterios propios pero si tener bastante cautela sumada a una sólida firmeza, tal como hasta ahora ha demostrado la actuación de Aveledo, que para decirlo en lenguaje coloquial suena más o menos así: “sabemos que tenemos la sartén por el mango pero sabemos que hay un amedrentamiento, que aunque injusto, por los momentos tenemos que soportar”. Es una actitud, que nos dice algo que casi no nos lo creemos y a veces se nos sube en demasía a la cabeza: “Los venezolanos somos grandes”.
Así es, los venezolanos somos grandes y no nos damos cuenta, estamos en un trance de re-politización casi sin precedentes, sin seguir a caudillo alguno, siguiendo el primado de la conciencia y cobrando las más terribles afrentas de la injusticia como el caso de Franklin Brito. Es un momento, en el que hemos preferido no caer en la trampa del insulto y nos hemos hecho del poder anónimo del pueblo, ese que se expresa en la frase “el voto es secreto” para poder expresar nuestra pequeña decisión que se suma a una gran decisión. Es un momento en el cual, la campaña política como actividad egocéntrica, que vende la imagen de un candidato, ha puesto en el tapete la necesidad de recuperar nuestra mancillada soberanía. Es un esfuerzo que hay que reconocerle a la MUD, la despersonalización de la encrucijada histórica, la puesta en marcha de una agenda de diálogo y de discusión, de la cual, seguramente, se ha aprendido lecciones importantes.
El otro elemento que quisiera tocar, es el de la tendencia de la abstención, una tendencia que se ha mantenido entre 30 y 40% en diversas elecciones, aquí no comparto la tesis de los Ni-Ni, pienso más bien que hay que estudiar a fondo estos electores que no votan en un país con mucha pero mucha pasión política, las razones deben ser diversas, pero creo que hay por lo menos en esa franja un tercio, que vive no al día sino incluso al minuto, gente que no puede darse el lujo de dejar de trabajar un día porque simplemente no come. Aquí, se exige que se revisen las cifras de reducción de la pobreza, que desde las altas esferas pregona su reducción, no creo que sea una realidad sino un maquillaje de cifras. Es más una propaganda que un programa coherente de atención ciudadana, y esas cosas saltan a la vista, el gobierno gasta cantidades incuantificables en el mantenimiento de canales de televisión, de radio, de prensa, de internet y otros artilugios para uso exclusivo de propaganda, hasta el punto que he llegado a pensar que se llega a gastar más en propaganda que en obras eficientes. Es, para decirlo de un modo que llegue a esa gente que existe, y que vive al minuto, arañando el hambre en el país petrolero: el que tiene hambre necesita comida, no que le hablen de las propiedades calóricas de los alimentos.
Esto, que es tan obvio, en un país con una inflación tan galopante, casi no se aprecia por el clima de confrontación que propugna el gobierno, es tiempo, de que ese clima inútil de desgaste de energías cese, y nos avoquemos a triunfar como país, por cierto, que para controlar o disminuir la inflación, sólo hay que preguntarle a Jorge Giordani las medidas a tomar e implementar todo lo contrario.