Colaboración de Yonathan Michel Meza
Hubo un tiempo no muy lejano en el que la ingente propaganda gobiernera exaltando sus logros infinitos, elogiaba para sus fines monopólicos de poder, al economista estadounidense y premio Nobel, Joseph Stiglitz. La maquinaria propagandística no se hizo esperar utilizándolo para remarcar ese sofisma simplón al que llaman crisis del capitalismo. Stiglitz, tengo entendido, gana el Nobel por sus argumentaciones sobre la información asimétrica y los beneficios que estos redundan en el mercado. Argumentación que da al traste con uno de los dogmas más preciados del liberalismo económico, la de una mano invisible que auto-regula el mercado. La mano invisible se evidencia así como un argumento metafísico, es decir, funciona más allá de nuestra realidad, o en otras palabras, funciona en el plano de las fe.
En el mercado se benefician los que manejan la información privilegiada, es decir, los que gozan de acceso a fuentes de información ignorada o inaccesible a la mayoría, adquiriendo así, ventajas sobre los demás. Ejemplo, si las acciones de una compañía están hoy a la baja pero yo sé (porque alguien me lanza el dato) que mañana van a cuadruplicar su valor y las compro hoy para venderlas mañana, me voy a beneficiar de información privilegiada. En consecuencia, no todos van a manejar la misma información, por lo que se trata de información asimétrica. Ahora bien, entran en juego, los elementos referentes a la ética en el mercado, tema en el que Emeterio Gómez ha hecho observaciones bien importantes.
Es en este punto, tenemos que preguntarnos sobre la devaluación del bolívar a principios del año en curso. Me llama la atención, que unos meses antes, nuestra flamante Asamblea Nacional aprobara los aumentos de sueldos para presidente, ministros y diputados. Esto, que causó algún escozor en su momento, no se ha tocado con la atención que se merece, se trata, a mi parecer, de un típico caso de privatización de la esfera pública. Los hechos me permiten plantear la siguiente hipótesis: la élite gubernamental se benefició de la devaluación; veamos, si finalizando 2009 la cúpula del gobierno se aumentó el sueldo, cobró quién sabe cuántos meses de utilidades (aguinaldos) y empezando 2010 se recurrió a la devaluación, que trajo tantos males inflacionarios a nosotros los que estamos desempleados, sub-empleados, o en el mejor de los casos, viviendo de un mísero sueldo. Acaso no tenemos razones para pensar que lo público, lejos de ser una vitrina es un pesado telón de marañas escondidas.
La relación aumento de sueldo para altos funcionarios versus devaluación de la moneda, responde al uso de una información privilegiadísima. Yo me aumento en bolívares, me resguardo de crisis, de inflación y de otras, reservando para mí el monopolio en el manejo de las divisas, y luego tiro el golpe, lanzo una devaluación, y anuncio que era una medida necesaria. El pequeño círculo, cobra y se da vuelto; además, nadie le puede decir nada al pequeño círculo rojo, porque tiene el poder cuasi total, lo que le permite, sin mayores explicaciones al resto de la sociedad, privatizar la esfera pública.
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